Otoplastia en Gijón y Santander

Un mal desarrollo o posicionamiento de las orejas puede ser origen de serios problemas de autoestima, así como de otras molestias. Es entonces cuando entra en juego la otoplastia. Esta cirugía permite corregir la forma, la posición o el tamaño del pabellón auditivo. Es, por ello, una intervención muy demandada, sobre todo por niños y adultos jóvenes a quienes unas orejas excesivamente separadas de la cabeza o con un tamaño demasiado grade, les generan un complejo grave, llegando incluso a afectar a sus relaciones sociales.
Según los datos aportados por la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (ISAPS), solo en 2020 se realizaron en España 6.930 otoplastias. La corrección más frecuente consiste en mejorar o imitar los pliegues naturales de la oreja, logrando acercarla más a la cabeza. Pero este tipo de cirugía puede también solucionar otros problemas como el exceso de tamaño, la ausencia de pliegues e incluso la presencia de lóbulos demasiado pequeños o demasiado grandes.
El Dr. De Piero cuenta con varios años de experiencia en el campo de la otoplastia en Santander y Gijón. Esto lo convierte en la opción ideal para quienes se estén planteando someterse a esta intervención con garantías de éxito.

Cómo prepararse para la otoplastia

Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, es primordial dar con el cirujano adecuado. En este sentido, es recomendable recurrir al directorio de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética (SECPRE). De esta forma se puede verificar que el profesional seleccionado no solo cuenta con la formación necesaria, también con las licencias y permisos pertinentes para operar en nuestro país cumpliendo con todos los requisitos legales. El Dr. De Piero forma parte de la SECPRE desde hace años y, además, son numerosos los casos de éxito que avalan su experiencia y saber hacer.
La cirugía de orejas se lleva a cabo en hombres y mujeres que presenten pabellones auditivos prominentes o con malformaciones que les estén causando un complejo u otras molestias. Las orejas comúnmente denominadas de ‘soplillo’ suelen ser los casos más frecuentes y general problemas de autoestima sobre todo en los hombres que, al llevar el pelo corto, no las pueden ocultar de ninguna forma.
A diferencia de lo que ocurre con otras cirugías plásticas, la otoplastia se suele realizar con cierta frecuencia también en menores. Es una forma de atajar complejos y problemas de autoestima que de otra forma se arrastrarían hasta la edad adulta. En estos casos, es fundamental esperar a que la oreja esté completamente desarrollada, a partir de los cinco años, aproximadamente. Asimismo, lo ideal es que no exista ningún tipo de presión por parte de los progenitores. Estos se deben limitar a observar el comportamiento de su hijo, que será quien dé el primer paso abordando el tema con ellos. Es entonces cuando los niños se muestran más colaboradores y están más satisfechos con los resultados.
Una vez tomada la decisión, es importante acudir a las consultas con el cirujano. Durante las mismas, el doctor estudiará el caso de forma pormenorizada, llevando a cabo los exámenes que considere pertinentes dando al paciente unas expectativas reales de cómo será el resultado. Es el momento de plantear todas las dudas que puedan surgir.

¿Cómo se realiza la otoplastia?

Según indica el Dr. De Piero, la morfología de la oreja está condicionada, principalmente, por el armazón esquelético cartilaginoso de su interior, por lo que su tratamiento será el objetivo principal de la otoplastia. Existen diferentes técnicas en función de los problemas de forma y de los resultados que se busquen. No obstante, por norma general se suele practicar una incisión en la parte posterior de la oreja, a través de la cual el cirujano puede acceder al cartílago.
Es entonces cuando se procede a su remodelación, mejorando o creando pliegues con el objetivo de recrear los relieves naturales. En algunas ocasiones puede ser necesario extirpar una pequeña porción de cartílago. De esta forma se consigue mejorar la forma y la posición de las orejas. También es este el momento de realizar otras correcciones como, si fuese necesario, la reducción del tamaño del pabellón auditivo.
A continuación, el doctor comprobará que ambas orejas están simétricas y procederá a fijar la nueva posición de la oreja mediante suturas y cerrará la incisión. Gracias a las novedosas técnicas que domina el Dr. De Piero y a la zona en la que se ha realizado, la cicatriz será prácticamente invisible.
La otoplastia suele tener una duración de entorno a una hora por cada oreja. El tipo de anestesia depende, sobre todo, de la edad del paciente. Así, en niños pequeños se suele recurrir a la anestesia general para garantizar que no habrá movimientos ni complicaciones. En el caso de niños más mayores y adultos, se suele optar por anestesia local combinada con sedación que hace que el paciente esté relajado. En este último caso, la intervención suele ser ambulatoria y el paciente puede regresar a su domicilio tras pasar unas horas en observación. Si se ha empleado anestesia general puede ser necesaria una noche de hospitalización hasta que se pasen completamente sus efectos.

La recuperación de la otoplastia

Nada más finalizar la cirugía, el doctor colocará unos vendajes para cubrir y proteger las orejas operadas. Este vendaje se revisará y será retirado aproximadamente 24 horas después. Entonces, será sustituido por otro más ligero y en forma de cinta. Es muy importante respetar estas protecciones, no retirarlas y tener cuidado para evitar golpes o presión en la zona. Es habitual también notar leves molestias como picor o dolor que, no obstante, se pueden atajar fácilmente con la medicación recetada por el cirujano. Asimismo, estas molestias remitirán tras los primeros días. La recuperación de la otoplastia es, por normal general, rápida e indolora.
Superadas las primeras jornadas, los vendajes se sustituirán por una cinta elástica que el paciente debe utilizar todas las noches durante al menos dos semanas. Esta protección evita que las orejas se doblen durante el sueño, así como que se aflojen o suelten los puntos que les dan su nueva forma. Asimismo, hay que evitar dormir de lado durante estas primeras semanas, para no ejercer presión en la zona.
La vuelta al trabajo depende de cada persona, así como de las funciones que ejerza. En general, quienes tienen un trabajo tranquilo y que no es de cara al público, pueden regresar al mismo pasados dos días de la operación. Sin embargo, en otros casos puede ser necesaria hasta una semana de baja. Este es también el tiempo que se recomienda para la vuelta al colegio de los niños. Eso sí, durante las primeras semanas deberán ser especialmente cuidadosos con las actividades físicas y los juegos para evitar golpes.

Los resultados de la otoplastia

Siempre que la otoplastia la lleve a cabo un profesional, los resultados serán satisfactorios para el paciente. Es importante en este aspecto la preparación previa, pues hay que entender que el objetivo es conseguir un efecto natural. Así, es probable que se sigan apreciando asimetrías muy leves, ya que lo contrario daría un aspecto artificial al conjunto.
Los resultados de la cirugía de orejas son visibles desde el primer momento, pese a la inflamación. El paciente podrá comprobar en seguida cómo sus orejas ya no están separadas o se ha corregido su forma y tamaño. Estos cambios irán mejorando y asentándose hasta alcanzar su aspecto final, entre seis meses y un año después de la intervención. Estos resultados son permanentes.
En cuanto a la cicatriz, como ya se ha indicado, esta será prácticamente invisible. Al practicarse la incisión en la parte posterior de la oreja y aprovechando los pliegues naturales de la misma, con el paso del tiempo será inapreciable. Eso sí, es posible que durante las primeras semanas, e incluso meses, la cicatriz presente un color rosado que se irá desvaneciendo. En este sentido, es fundamental seguir las indicaciones del cirujano, quien recomendará cuidados y masajes para facilitar la cicatrización y evitar la formación de queloides.

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